domingo, 2 de febrero de 2014

¿Te sientes estancado?

¿Quién no se ha sentido alguna vez así? Existen momentos en los que percibes que no evolucionas ni avanzas, que te has quedado paralizado en lo profesional o en lo personal. Lo curioso es que generalmente tomamos conciencia de esa situación, sabemos que necesitamos un cambio, pero en ocasiones no sabemos cuál. Y esto trae inseguridad, que a su vez trae indecisión, que por último trae parálisis

Y esta rigidez es tremendamente peligrosa, porque como no nos decidimos, no actuamos, y como no actuamos, continuamos estancados, lo cual refuerza nuestra inseguridad y aumenta el miedo a cambiar. En muchos casos, el pensamiento latente es similar a: "como no sé a dónde quiero ir, mejor me quedo donde estoy". Y para mí, aquí reside el error.

La necesidad de cambio puede estar motivada por algo a lo que nos queremos acercar, o bien por algo de lo que nos queremos alejar. Con lo cual, la percepción de estancamiento es motivo más que suficiente para que muevas el culo, porque te está dando una información muy valiosa: necesitas cambiar algo. Y la rigidez, como ya he mencionado, no ayuda.

Además, considero que en la mayoría de los casos, esta sensación de desequilibrio y estancamiento consume tu energía vital. Piensa en lo siguiente: cuando montas en bicicleta y dejas de dar pedales, tu cuerpo empieza a desequilibrarse. En ese momento, ¿qué haces? Tienes dos opciones: luchar por mantener el equilibrio sin avanzar, balanceando tu peso de un lado al otro (lo cual es agotador), o dar pedales para avanzar. Esta última opción es mucho más fácil y natural.

La bicicleta no se inventó para mantenerse detenida mientras estamos subidos a ella, y nuestra mente funciona exactamente igual. En momentos de estancamiento, luchar por mantener el equilibrio sin movernos puede resultar agotador. Por ello, lo mejor es siempre avanzar, decidir, ir para adelante, a donde sea, pero moverse, cambiar algo aunque no tengas muy  claro el qué


Si tu bicicleta está en movimiento, cuando sepas a dónde quieres ir, siempre podrás cambiar tu rumbo. La inercia, además, te facilitará este giro. Si tu bicicleta, en cambio, está detenida contigo encima, tu única lucha consistirá en intentar mantenerte en pie, sin poder plantearte objetivos más elevados como a dónde quiero ir.

Me despido con una frase que creo que resume bastante bien el mensaje que he pretendido transmitir con este post:

"Si estás indeciso, decide."